CAJAS DEL RECUERDO EN DUELO GESTACIONAL Y PERINATAL
Cuando una mujer se queda embarazada, lo que nunca imaginan ella y su pareja es que después de dar a luz, sea en la semana que sea, van a salir del hospital con el vientre y los brazos vacíos. El dolor es tan intenso que es imposible entender por qué ha ocurrido, qué ha pasado, la mente está bloqueada y en estos momentos es difícil saber qué hacer y qué no.
Un día estás embarazada y al día siguiente ya no lo estás y ese hijo o hija que llevabas en tu vientre de repente ha dejado de existir…para la sociedad. Sin embargo ese bebé existió, su corazón latió y a veces no tenemos ningún recuerdo de su breve paso por la vida, algo que podamos mirar, acariciar, besar, ponerle flores, encenderle una vela o incluso hablarle, como haríamos con cualquier familiar fallecido.
La caja de recuerdos es un obsequio que el hospital ofrece para recopilar todos los objetos que hayan estado en contacto con tu bebé o que demuestren que estuvo en este mundo (más o menos tiempo) tales como las huellas de pies y manos, mechón de pelo, fotografía, datos de nacimiento, gorrito, arrullo, pinza del cordón, test de embarazo, ecografía, etc. En definitiva, todos los recuerdos tangibles que testimonien su paso por este mundo.
Es posible que en estos primeros momentos no os interese tenerlo, pero con el paso de algún tiempo necesitaréis tener esta caja de tesoros de valor incalculable.
La creación de recuerdos tiene un efecto terapéutico y se asocia, junto con el apoyo de los profesionales, a menos síntomas de estrés postraumático. El duelo de un ser querido se apoya en recuerdos. La evidencia que existe de las experiencias de las familias y profesionales en España con estas prácticas es muy positiva. Algo que les ayuda a sentir conexión con el hijo y poder decirle al mundo que sí existió.
Por todo ello es aconsejable que se generen recuerdos tangibles de este hijo/hija que ha vivido en vosotros el tiempo que haya sido. Esto va a favorecer que mantengáis la conexión con él o ella y os va a ayudar a interiorizar una identidad de padres con vuestro entorno social y familiar. Si vosotros os autorizáis, el entorno también lo hará. Vuestro hijo/hija, además de padre y madre, también puede tener hermanos, abuelos, tíos, primos… Y este entorno puede participar en la caja de recuerdos si así lo consideráis.
TESTIMONIO DE MIRIAM Y CARLOS GADES, EL RECUERDO ES LO ÚNICO QUE NOS QUEDA
Nunca había escuchado lo que era una cajita de recuerdos para este caso, porque nunca te crees que pueda ocurrirte a tí. Cuando el desenlace llega a su final y tu estas tan rota para pensar en nada, es imprescindible que el equipo médico te guie y en esto yo me siento profundamente agradecida. La matrona que me asistió, una persona siempre me trato con mucho amor, que es lo único que una madre que acaba de perder a su bebé necesita, me preguntó si quería tener unos recuerdos de mi hija, yo asentí y ella se encargó de coger sus huellas en un folio, donde había dos corazones, con su nombre, fecha de nacimiento, peso y la hora. Me metió en una bolsita la pinza con su cordón umbilical, un folleto de ayuda psicológica ante el duelo por la pérdida de un hijo y la tarjeta de la asociación Matrioskas y lo metió todo en un sobre donde escribió, “Toda persona, deja su huella”. Yo no hubiera caído en ese momento en pedir nada y me hubiera quedado sin el único recuerdo palpable de mi hija, me hubiera quedado sin ese recuerdo que me transporta a lo felices que fuimos juntas el tiempo que la tuve dentro de mi. Nunca podré olvidar sus pies y sus manos, ni la unión de las dos mediante el cordón que nos comunicaba. Es lo único que nos queda de ellos y tenemos derecho a llevarnos cualquier recuerdo, que en el día a día nos haga conectarnos. Otras madres se llevan en brazos a sus hijos, nosotras nos tenemos que conformar con los recuerdos. Cada madre y padre tiene derecho a decidir si quiere esos recuerdos o no, pero es necesario que ninguna madre o padre se quede sin ellos porque simplemente no se les ofrezca. Además de ser los recuerdos más bonitos que tengo de ella, sus huellas me han servido para que quien las han visto, sean más conscientes de mi realidad y de la muerte de mi hija, al ver sus huellas tan perfectas, las cuáles además utilizaré para tatuármela en la piel y tenerla más cerca que nunca y para siempre
TESTIMONIO DE ROCIO.
MI AMOR EN CAJA, ANTONIO
Llenar una caja de todo su amor, de todo aquello que me recuerda lo bello que fue su estancia a pesar de tu corta vida terrenal, cada detalle hace notar sus recuerdos más vivos, para poder reencontrarse con todo aquello vivido y poder transformar todo ese dolor en amor.
Toda la familia se llena de amor y melancolía cuando acude a su recuerdo, una caja con su identidad, medidas, fotos, una muselina que aún conserva su olor, informes, dibujos de un hermano, su huella, un diario, lleno de sentimientos vividos, su primer juguete, TODO, por pequeño que sea o insignificante que sea, eso, ayuda a travesar el duelo y convertirse en un salvavidas. Cada objeto forma parte de los capítulos vividos junto a ese ser tan especial, creando su historia, la historia más bonita del mundo, llenos de sentimiento y emociones, que se traduce en conservar de por vida su paso por esta vida.
Es verdaderamente grande y hermoso, meter y sacarlo todo una y otra vez, para poder presentar mi bebe a quienes no pudieron abrazarlo y porque cuando acudimos a tu recuerdo, el corazón se acelera…. Te fuiste para estar siempre
Tengo cosas pendientes y creo que se debe al miedo de acabarla y no abrirla más, por ello sigo creando.
TESTIMONIO DE NURIA MAMA DE GALA
Dicen que el duelo se considera finalizado cuando somos capaces de recordar a nuestro ser querido con alegría, ayudándonos de los momentos y vivencias que compartimos con ellos en vida. Sin embargo, en el caso del duelo por la muerte gestacional y perinatal esta tarea se vuelve aún más difícil, ya que este dolor se produce precisamente por los momentos que no podrás recordar, los besos y abrazos que no darás, las manitas que no acariciaras, las risas que no escucharás, las lágrimas que no limpiarás…la vida de la que no podrás disfrutar y que tantas veces imaginaste cuando la llevabas en tu vientre.
Gala murió el 28 de julio de 2019 en la semana 36, después de un embarazo absolutamente normal y sin ninguna complicación. Nos enteramos de que su corazón no tenía latido en el mismo momento del parto, entrando en un estado de shock que no nos permitió tomar ninguna decisión acerca de si queríamos verla, de si queríamos conservar algún objeto o recuerdo suyo. Tampoco en el hospital los profesionales que nos atendieron nos dieron esta posibilidad, más que preguntarnos tan sólo una vez si queríamos ver su cuerpo mientras yo daba a luz a mi hija en tal estado de conmoción y confusión que no sabía distinguir si lo que estaba sucediendo era real o no. Al día siguiente nos dieron el alta y mientras el resto de familias salían con sus bebés en los brazos, nosotros lo hacíamos con un certificado en el que figuraba “feto muerto de 36 semanas” y con la factura de la necropsia de nuestra hija.
Al día siguiente en el tanatorio decidimos verla, pero tan sólo pudimos ver su carita envuelta en una mantita durante unos pocos minutos tras un frío cristal que no nos permitió poder tocarla ni besarla.
Para mí sin duda, lo más doloroso de mi proceso está siendo lidiar con la culpa de no haberla visto y cogido en mis brazos, quedarme con la duda eterna de cómo serían sus manitas, sus pies, su color de pelo…de no haberme despedido de ella y decirle cuanto la quería y la querré. Me atormenta pensar en el día que no pueda recordar su carita que ya se me empieza a desdibujar, creo que no hay nada más duro para unos padres que no poder recordar cómo era su hijo/a. Sé que no hay consuelo y que nada me la hubiese podido devolver, pero tener algún objeto de ella como una fotografía, un mechón de pelo, su huella del pie, su pulserita identificativa…para mi hubiese sido muy valioso y me hubiese ayudado enormemente en mi proceso de duelo. Si para cualquier persona conservar objetos de su ser querido cuando fallece se convierte en el mejor legado, para los que vivimos esta experiencia, esos objetos y el tiempo que los llevamos en nuestro vientre es a veces junto al amor infinito que nos dejan, lo único que dan fe de su existencia, lo único a lo que podemos aferrarnos para recordarlos.
Los profesionales sanitarios deben entender la labor tan valiosa de acompañamiento y asesoramiento que pueden realizar con las familias que pasamos por este duro trance, así como la importancia de recoger objetos, elaborar una caja de recuerdos o cualquier otra cosa que pueda ser importante para ellas y que va a resultar de gran ayuda en la elaboración posterior del duelo. En esos momentos, ellos son la referencia que tenemos y su forma de actuar y reaccionar va a condicionar en gran parte la nuestra, por eso en sus manos está el ayudar a transformar la experiencia más amarga para unos padres en la más bella y amorosa también, la única que tendrán la oportunidad de vivir juntos a su hijo/a, aquella que atesoraran de por vida en lo más profundo de sus almas y les ayudará a soportar el dolor de su ausencia. Porque ayudar a traer vidas al mundo no debería estar reñido con saber despedirlas y acompañarlas de forma digna cuando éstas no son posibles.
Maribel, mamá de Silvia, Juan y Victoria
Mis tres hijos fallecieron dentro del primer trimestre de gestación, donde la invisibilidad de estas pérdidas es aún mayor si cabe dentro de la escasa atención que genera la pérdida de un hijo en el período gestacional donde, el no “verlo” o no “tocarlo” conlleva a la no existencia de ese ser que late hasta que deja de hacerlo[…] En mi caso, me hubiese gustado que me hubieran dado mis ecografías en la seguridad social (sólo te las dan en las clínicas privadas), para posteriormente haber elaborado mi caja de recuerdo (ni siquiera me hablaron de este recurso y de lo terapéutico que resulta), que hubieran hablado de mi embrión con el respeto que se merece un ser humano que se está formando. Hubiera necesitado mis cartillas de embarazada en el segundo y tercer embarazo, (en el primero sí me la dieron) y que ahora atesoraría en mi caja de recuerdo[…] me faltó que no hubieran dado por sentado que lo sabía todo al respecto y hubiera necesitado mayor atención e información profesional al respecto. Escuchar (hasta en tres ocasiones) las temidas palabras: “no hay latido” y acto seguido darme a elegir la opción de legrado (químico o quirúrgico). Esto fue un gran impacto para mí. Hubiera necesitado un tiempo, con mi pareja, a solas, para digerir la noticia. Hay que tener en cuenta que la maternidad es “una proyección”, “un proyecto” … donde no sólo se pierde una vida sino que se pierde un proyecto de vida que empieza y se corta de raíz[…]Por desconocimiento tiré los informes y las ecos de las clínicas privadas de mis tres hijos y, cuando me hablaron de lo terapéutico que resulta la caja de recuerdos, no tuve casi nada que echar en ella, y dolió aún más[…]
TESTIMONIO GUIOMAR mamá de dos hijos en el cielo (Bollito y Polluelita) y dos en La tierra
El día que cambió para siempre nuestras vidas llegó sin avisar, su pequeño corazón ya no latía…y nos paralizamos con él. Nuestro mundo se detuvo. Nos explicaban, pero casi no podíamos escuchar nada. En nuestro caso, la muerte de nuestro primer hijo sucedió en el primer trimestre, tuvieron que realizarme un legrado y estuve ingresada varios días. Al volver a casa abrí un cajón y allí estaba el test de embarazo…todavía tenía las dos rayitas…aún hoy las tiene. Al verlo pude romper a llorar agarrándome a algo real y tangible, pude comenzar mi duelo.
Decidimos buscar una caja bonita y guardar lo poco que teníamos de nuestro hijo: las ecografías, el test de embarazo, el informe de anatomía patológica, un pequeño peluche que le habíamos comprado…Esa caja siempre estará con nosotros. Esa caja nos permitió hacer un ritual de despedida, nos permitió conservar un recuerdo de su breve paso por la vida. Decidimos también enterrar unas semillas en su honor junto con otra cajita con mensajes para él en un lugar especial para nosotros, donde acudir siempre que necesitemos hablarle.
En nuestro siguiente embarazo, uno de nuestros hijos también falleció en el primer trimestre, su hermana melliza nació sana unos meses más tarde y hoy tiene dos preciosos años. En ese embarazo los ginecólogos intentaban que no me centrase mucho en el bebé que falleció, no nos imprimieron su imagen en una ecografía, no lo nombraban en los informes…pero yo siempre buscaba su saco en las ecografías al lado del de su hermana, cada semana más pequeña.
Ojalá nos hubieran impreso su imagen en la primera ecografía, mi mente la recuerda, pero a veces dudo de si el recuerdo que tengo es similar a la realidad…En su lugar, lo he dibujado…su cajita no tiene nada físico a lo que poder agarrarnos, tan solo un dibujo…
Laura y Antonio madre y padre de Marco y Pistachín
Tras las palabras “no hay latido” cualquier pequeño detalle es importante. Para mi ese sobre del hospital con las huellas (las hicieron como pudieron eran tan pequeñín),una pulserita que y una pinza del cordón que jamás se pudo poner, son el recuerdo físico más importante que tenemos.
Cosas a mejorar: que a todas las familias se les ofrezca hacerse fotos. En el Hospital Reina Sofía de Córdoba, donde yo dí a luz a mi primer hijo estrella, a todos los bebes que nacen (vivos) acude el fotógrafo del hospital y les hace una foto ¿Por qué a mi hijo que nació sin vida no se lo ofrecieron? Seguimos marcando demasiadas diferencias, que hacen que institucionalmente no existan nuestros hijos y por ende la no visibilización social de estos. Cuidar los detalles es importante, en los recién nacidos todo es de tono pastel, sin embargo, por falta de medios con nuestro bebes parece que eso no importa.
Tras unos meses del fallecimiento de mi primer hijo, volví a quedarme embarazada y desgraciadamente volvió a pararse su pequeño corazón. En este caso creo importante ofrecer una caja de recuerdos simbólicos para hacer de la ausencia presencia.
Con las huellas de nuestro primer hijo Marco, tanto su padre como yo nos hicimos este precioso tatuaje:
Testimonio Ramiro. Papá de Martina
[…]Los papás y las mamás que afrontamos un duelo con estas características sentimos la necesidad de hacer presente a nuestros bebés y hacer ver que realmente existieron.
Para ello, una caja de recuerdos bien pensada y elaborada puede ser un buen comienzo y una ayuda inesperada para desarrollar un duelo sano a la par que necesario.
Quizás de primeras el sentimiento de los papás y mamás hacia esta caja no sea otro que rechazo. Algo con lo que no quisieras tener nunca relación. Pero nada más lejos de la realidad.
Una vez tuvimos a Martina con nosotros y por petición expresa de mi mujer le hicimos una foto de las manos. Yo mismo fui quien la hizo y mientras tenía el móvil en la mano no paraba de pensar que una foto así sólo nos traería dolor y tristeza…
Pues bien, han pasado meses y esa foto preside nuestro salón, creedme cuando os digo que es lo más valioso que tenemos en casa. Nunca podré agradecer lo suficiente a mi mujer por su insistencia en tomar la imagen y aun habiéndolo hecho roto de dolor es lo que más me ha ayudado para poder evocar la memoria de mi hija. No tenemos experiencias en vida con nuestro bebé pero eso no nos impide tener al alcance de nuestras manos ciertas opciones que bien nos puede valer para desarrollar un duelo saludable[…]
MAMÁ DE LARA
Hoy, como casi cada día desde hace 4 meses, he rememorado el parto de mi pequeñita y los momentos posteriores.
No sé de dónde me vino la lucidez para pedir verla incluso antes de expulsarla de mi cuerpo, pero bendita lucidez.
Cuando la trajeron envuelta en el empapador y me la pusieron en los brazos, no lloré: sonreí y le susurré a su padre “¡Qué bonita es!”. Tan pequeñita, tan frágil, pero tan perfecta. Me daba miedo moverla y dañar su cuerpecito, sentía que la profanaba si era brusca. Repetía” qué bonita, qué pequeña, qué perfecta, qué manitas más lindas, qué labios carnosos y preciosos”. Como mucho la tuve 15 minutos en los brazos, y supe que era tan preciosa que no quería olvidar ese rostro nunca, por eso le pedí a su padre que le hiciese unas fotografías…vinieron a por ella y no me resistí, así que le di un beso con ternura en la frente y le dije adiós para siempre. Fue cuando dejé de verla cuando me entró la tristeza, y de lo único que me arrepiento es de no haberla tenido más, fotografiarme con ella en brazos, marcar las huellas de sus pies y manos y reclamar su pinza del cordón umbilical.
Sabía que era la primera y última vez, la única que tendría a mi niña en mis brazos en lugar de mi seno, que podría contemplarla y quererla desde fuera, y no quería perturbar ese momento tan sagrado con enfado o tristeza. Para mí, dentro de la desdichada situación, fue uno de los momentos más bonitos de mi vida.
Todas las madres que conozco que no quisieron ver a sus hijos ni quedarse con sus recuerdos, que tiraron las ecografías y regalaron la ropita: se han arrepentido.
La decisión de verle es dura, pero cuando estás ahí, te alegras: es tu bebé y le has querido y le quieres, y ese momento es mágico pese a todo.
Es maravilloso no tener que volverme loca imaginando cómo hubiera sido, ni pensando que la desprecié. Una madre siempre quiere a sus hijos y de alguna manera, ellos siempre retornan a tu corazón. Yo sé que mi hija fue, ES real, y toda la familia ha tenido la oportunidad de conocerla a través de las fotos que le hicimos. Saben que es real y preciosa y honran su memoria.
Conocer a mi hija sin vida fue lo que mantuvo la mía.
EL OLOR DE UNA HUELLA
Lourdes, mamá de
Beatriz Paz
Me encanta oler a mis hijos… Tienen ese aroma que los hace únicos…. incluso con los ojos cerrados y mil olores sabría reconocer el de cada uno… Una huella única….
Cuando nacieron y lo pusieron encima mia… buscaban mi pecho, con sus ojitos entornados… su primer contacto con el mundo más que con la vista fue con el olfato… no tuve ni que ponerlos…. Instintivamente me fui a besarlos y ya se afianzó ese mágico vínculo entre nosotros… su olor, mi olor se quedó grabado…
Me encanta cada día darle miles de besos y pararme para impregnarme de su aroma…
Cuando nació Beatriz Paz no pare de besarla y de olerla…. quería marcar ese olor y recordarlo siempre… Pero es difícil… llegó un momento en el que mi mente, mi recuerdo sabia que olía a Beatriz pero no podía volver a el y entonces decidí, de alguna manera, crear su olor, algo que sólo fuera para ella y pedí una colonia con su nombre que nunca antes la había tenido ni usado con sus hermanos…. Y cada día perfumo su jardín con esa colonia y al entrar en la habitación huele de alguna manera a Beatriz Paz💝 y me encanta esa sensación…
Jornada “Buenas prácticas en la humanización de la atención sexual y reproductiva”